En Jesús nosotros podemos no sólo resolver nuestras aflicciones. En Él no solo podemos encontrar luz en medio de la oscuridad, en Él no solo podemos encontrar la gracia en medio de la desgracia, sino que en Él encontramos palabras de vida eterna, porque Él es el Alfa, el principio de todas las cosas, y la Omega, el final de todas las cosas.